- Área: 464 m²
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Fotografías:Héctor Fdez. Santos-Díez (BISimages)
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Proveedores: BASF, Acor, Cortizo, Eurotramex, Isover, Lledò, Nofer, Ris, Setga
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En Chan do Monte, en el Concello de Pontevedra se encontraba un campo de futbol de tierra compactada con sus instalaciones, gradas, cantina y vestuarios, en mal estado de conservación. Se trata de una localización rural, situada en la parroquia de Cerponzóns, en una zona elevada que domina los valles de los ríos Lérez y Rons, con buenos accesos desde la nacional N-550 y cercana a la ciudad de Pontevedra. La actuación proyectada pretende realizar un nuevo campo de futbol de hierba artificial sobre el existente y mejorar y ampliar las instalaciones con nuevas edificaciones para vestuarios, aseos, cantina, enfermería y almacenes, así como nueva iluminación del campo y la urbanización de parte del entorno.
Las nuevas instalaciones deben dotar a la parroquia de un campo de futbol altamente funcionale y con un diseño contemporáneo pero acorde con entorno sensible en el que debe primar la vocación de integración. El programa de las nuevas construcciones incluye cuatro vestuarios para equipos, dos vestuarios para árbitros, botiquín, almacén equipos, cantina, almacén general, limpieza, aseos de público y sala de instalaciones. También se reconfigurará la zona de acceso.
El proyecto plantea la demolición de los vestuarios existentes recuperando ese espacio como un nuevo acceso y construir el nuevo edificio más cerca del campo de futbol, en su lateral oeste. Dado que el graderío existente, que debe mantenerse, se sitúa tras la línea de meta sur, lo que limita su visibilidad sobre todo el campo, y dado que la nueva edificación se sitúa en la banda oeste, con buena visibilidad sobre la totalidad del campo, nos pareció sensato utilizar la cubierta del edificio como mirador sobre el campo de juego e incluso, dada la posición elevada del emplazamiento, sobre los valles adyacentes.
El edificio de vestuarios se plantea como una construcción ligera, prismática, permeable, muy abierta al campo permitiendo incorporarlo visualmente al interior. La necesidad, autoimpuesta, de acceder a la cubierta y que el acceso deba ser adaptado, obliga a optar por una rampa de largo recorrido, por lo que se plantea una solución contrapuesta a la de la edificación, más orgánica, más pesada, más apegada al terreno, un pequeño paseo para subir al montículo, al mirador. Así el metal el vidrio y la piedra se funden en un único edificio.
Se sustituye la pequeña edificación existente de cantina por una nueva en la que también se incluyen los aseos de público y con la que se reconfigura la entrada principal al recinto. Esta nueva edificación juega con los mismos recursos estéticos que la edificación principal. En ambos casos la piel exterior que recorre los volúmenes sirve como veladura y control solar de las zonas de vidrio o como elemento móvil, en las zonas de paso y patios, permitiendo transparencias pero dotándolos de protección. Se plantea una urbanización sencilla de la zona de acceso al recinto y el entorno de los vestuarios.